cronica 2
Lunes 4 de septiembre, en Tacámbaro Mich. El salón “la Huerta” está ni siquiera a un 60% de su capacidad. Valentín Elizalde suena a todo lo que da, pero una audiencia apática parece no reaccionar a pesar de los fallidos esfuerzos de un animador que no se cansaba e repetir que está por llegar a quién, se supone, todos esperan.
Después de varios platos de cofundas, para ser precisos 3 horas después a las 5:40 de la tarde, llega por fin el candidato por el PAN al gobierno del estado, Salvador López Orduña. Para ese momento había tan sólo la mitad de los que ya habían estado esperándolo, algunos desde la 1 de la tarde.
Chavo L llegó en un “pájaro amarillo” un helicóptero, que “probablemente se lo prestó Cota”, comentaban.
El candidato, después de aceptar los “regaños” de una señora por llegar tarde, y saludar personalmente a la mayoría de los presentes (y de besito a las damas), inició su discurso. “Las oportunidades de Michoacán están a la mano”, mencionaba, además de hacer la obligadísima alusión al buen trabajo de su compañero de partido Felipe Calderón, a su primer año de gobierno.
Claro, empezó también con sus “retos” para cuando sea gobernador, combatir pobreza, y la inseguridad con educación, además de brindar salud. Lo que es común ya en los discursos de los candidatos es que dicen que van a hacer prácticamente lo mismo pero con otras palabras. Lo extraño sería que también mencionaran exactamente cómo piensan lograr los mentados “retos”.
Y sutilmente o podía faltar la comparación. Mencionó que “a diferencia de otros estados gobernados por el PAN, en Michoacán se nota una gran diferencia”.
También mencionó algunos de los logros de su gobierno como presidente municipal de Morelia. “10 mil acciones de mejoras para vivienda al año”, entre otras. Fue un discurso relativamente corto, y entonces llegó el turno de la gente. “Que se arrimen con confianza”, para entablar un diálogo más directo con el candidato.
Las peticiones eran diversas pero con un trasfondo en común, la falta de apoyo económico y el notable abandono en el que tienen que subsistir. Algunos pedían la mejora de caminos y carreteras, cuestión por de más fundamental para una región que vive prácticamente del comercio de productos agrícolas y forestales. Otros pedían mejores escuelas e infraestructura industrial; apoyos a la cultura y a la música, además de fomentar la igualdad entre las personas, esto último a petición de un albañil al que se le dificultaba un poco el hablar y expresarse; al fondo se escuchó el irónico “primero aprende a hablar”. Una señora pedía apoyo para poner su negocio y vender sus “plantitas”. La señora mencionaba “si ustedes no nos ayudan, ¿entonces quién?”, Chavo respondía “pues nosotros la vamos a ayudar”; “¿cuándo?”, insiste la señora, “el 15 de febrero” le aseguró el buen Chavo… “Uuuh… mejor voy a sembrar marihuana”.
El candidato a gobernador prometió atender personalmente o canalizar todas esas situaciones a las áreas correspondientes del Estado, habló de la importancia de la educación desde la familia y de otros valores. Al terminar el evento, vino un rato visiblemente incómodo para él.
En entrevista con los reporteros y demás compañeros de prensa salió a relucir el tema de la reforma fiscal acerca del aumento a la gasolina. Chavo lo defendió torpemente y pesándolo demasiado, por ejemplo que “con mejores carreteras se gastaría menos gasolina” y así no impactaría al bolsillo de el resto de los mortales que ganan menos del salario mínimo. “Sí apoyaría la resolución del partido en el congreso”.
Durante el discurso mencionó una encuesta que lo colocaba a la par de Godoy, cuando se le cuestionó al respecto, tuvo que admitir que la “regó”, después de negarse a revelar la fuente y la empresa que realizó la encuesta y los datos exactos. Después nos enteraos que la realizó una empresa del estado de México y que sería publicada al día siguiente. O sea que aún no era el momento.
Terminó librado a medias y siguió después a Villa Madero, donde pensó un poco mejor lo que decía.
Èsta nomàs porque no me la publicaron, pinches azules
Después de varios platos de cofundas, para ser precisos 3 horas después a las 5:40 de la tarde, llega por fin el candidato por el PAN al gobierno del estado, Salvador López Orduña. Para ese momento había tan sólo la mitad de los que ya habían estado esperándolo, algunos desde la 1 de la tarde.
Chavo L llegó en un “pájaro amarillo” un helicóptero, que “probablemente se lo prestó Cota”, comentaban.
El candidato, después de aceptar los “regaños” de una señora por llegar tarde, y saludar personalmente a la mayoría de los presentes (y de besito a las damas), inició su discurso. “Las oportunidades de Michoacán están a la mano”, mencionaba, además de hacer la obligadísima alusión al buen trabajo de su compañero de partido Felipe Calderón, a su primer año de gobierno.
Claro, empezó también con sus “retos” para cuando sea gobernador, combatir pobreza, y la inseguridad con educación, además de brindar salud. Lo que es común ya en los discursos de los candidatos es que dicen que van a hacer prácticamente lo mismo pero con otras palabras. Lo extraño sería que también mencionaran exactamente cómo piensan lograr los mentados “retos”.
Y sutilmente o podía faltar la comparación. Mencionó que “a diferencia de otros estados gobernados por el PAN, en Michoacán se nota una gran diferencia”.
También mencionó algunos de los logros de su gobierno como presidente municipal de Morelia. “10 mil acciones de mejoras para vivienda al año”, entre otras. Fue un discurso relativamente corto, y entonces llegó el turno de la gente. “Que se arrimen con confianza”, para entablar un diálogo más directo con el candidato.
Las peticiones eran diversas pero con un trasfondo en común, la falta de apoyo económico y el notable abandono en el que tienen que subsistir. Algunos pedían la mejora de caminos y carreteras, cuestión por de más fundamental para una región que vive prácticamente del comercio de productos agrícolas y forestales. Otros pedían mejores escuelas e infraestructura industrial; apoyos a la cultura y a la música, además de fomentar la igualdad entre las personas, esto último a petición de un albañil al que se le dificultaba un poco el hablar y expresarse; al fondo se escuchó el irónico “primero aprende a hablar”. Una señora pedía apoyo para poner su negocio y vender sus “plantitas”. La señora mencionaba “si ustedes no nos ayudan, ¿entonces quién?”, Chavo respondía “pues nosotros la vamos a ayudar”; “¿cuándo?”, insiste la señora, “el 15 de febrero” le aseguró el buen Chavo… “Uuuh… mejor voy a sembrar marihuana”.
El candidato a gobernador prometió atender personalmente o canalizar todas esas situaciones a las áreas correspondientes del Estado, habló de la importancia de la educación desde la familia y de otros valores. Al terminar el evento, vino un rato visiblemente incómodo para él.
En entrevista con los reporteros y demás compañeros de prensa salió a relucir el tema de la reforma fiscal acerca del aumento a la gasolina. Chavo lo defendió torpemente y pesándolo demasiado, por ejemplo que “con mejores carreteras se gastaría menos gasolina” y así no impactaría al bolsillo de el resto de los mortales que ganan menos del salario mínimo. “Sí apoyaría la resolución del partido en el congreso”.
Durante el discurso mencionó una encuesta que lo colocaba a la par de Godoy, cuando se le cuestionó al respecto, tuvo que admitir que la “regó”, después de negarse a revelar la fuente y la empresa que realizó la encuesta y los datos exactos. Después nos enteraos que la realizó una empresa del estado de México y que sería publicada al día siguiente. O sea que aún no era el momento.
Terminó librado a medias y siguió después a Villa Madero, donde pensó un poco mejor lo que decía.
Èsta nomàs porque no me la publicaron, pinches azules
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