nota al margen

Sigo sin tener el trabajo soñado, pero he aprendido harto. Entre ello, que puede resultar sádicamente divertido apuntalarle al político sus "metidas de pata" y que a veces no necesito ser tan castrante para hacerles ver muy, muy mal.

Don Chavo López se menea y su equipo de campaña se hace añicos entre ellos. Mientras con algunos nos ponemos buenas cuetas etílicas en las olvidadas y menospreciadas playas michoacanas, otros se achicopalan cuando en La Jornada les dan un suave y certero golpe en las bolas al publicar con todo y registros fiscales algunas sospechosas y desventuradas "fechorías" y cobros "como maestros sin ser maestros". Lo constrstante es que algunos hasta hacen buya de que el siempre sonriente Leonel Godoy tiene una camionetota blindada, "porque él si tiene mucho culo que le pisen".

La política no es lo mío, pero me está dejando harta "cosa sabrosa", y uno que otro malestar estomacal por comer tantas carnitas. Pinche gente, ¿por qué no nos dan sopa tarasca como en Pátzcuaro?